Estamos en la recta final de nuestra aventura cingalesa, después de pasar dos semanas a tope con apenas horas de sueño en nuestros cuerpos, decidimos cuando organizamos el viaje que los últimos días los íbamos a pasar en la playa, descansando y recuperando fuerzas para volver a nuestras vidas.
Aun así, nos despertamos automáticamente con la claridad del día, son las 6.45h que ya es una hora en la que mucha gente esta de pie, tener en cuenta que en esta parte del planeta amanece más temprano y la vida se organiza de una forma completamente diferente a la que estamos acostumbrados.
Antes de volver a cerrar la maleta por enésima vez y recolocar lo limpio con lo limpio y lo sucio con lo sucio, además del piedras y piedruscos que encontramos en el camino, lastima que al final los gatos no quisieran venirse con nosotros en forma de ojo, y eso que lo intentamos con insistencia, hubiera quedado muy bien descansando sobre la traquea de algun@ de nosotros.
Nos dimos un refrescante baño en la ya nuestra piscina, ya que nadie más la utilizada, desayuno acompañado de ordenadores, había que aprovechar cada rato de wifi para poder colgar fotos en el blog, pago de villa, 208€ por dos noches con desayuno y despedirnos del ego, (volvió a restregarnos por nuestros ojos la estupenda foto del oso que saco la tarde anterior, ya no nos quedaba mas saliva que limpiar), nos montamos en nuestra furgoneta camino de nuestro ultimo cuartel general, Unawatuna.
Salimos de Tissa a las 8.00 am, Manoj nos propuso hace una parada en una ciudad donde la religión esta unida, dentro del mismo recinto budistas, hinduístas y musulmanes compartían una misma área, allí podías encontrar una stupa, un templo hindú y una mezquita sin ningún problema entre ellos, es algo que me ha llamado mucho la atención el gran respeto que tienen unos por otros, cuando llegamos al recinto, volvimos a hacer el mismo ritual que hacíamos en todos los templos religiosos, dejar nuestras zapatillas a la entrada y caminar descalzos por una alfombra de arena completamente rastrillada, con lo único que tenias que tener cuidado eran los regalos que habían dejado a su paso los elefantes, regalos en forma de montañas amenizados por el zumbido de las moscas que estaban alrededor.
Nada más entrar fuimos testigos de la alegría de una familia en forma de música y bailes, Manoj nos contó que era una forma de agradecimiento a los dioses por las plegarias hechas y el haber sido escuchadas.
Tras el pase por los diferentes templos, y con el calor ya apretando de lo lindo a primera hora de la mañana, Manoj nos llevo a una zona en la que tienen elefantes para las ceremonias y los días festivos, allí, amarrado en un árbol había un paquidermo imperial con sus cuernos de marfil esperando su baño,lo iba a a llevar a la visita que tenía programada el presidente junto a varios elefantes mas que estaban en la misma zona.
Nada mas darnos la vuelta, nos encontramos a un tucán que parecía que tenía dos picos, allí encima del árbol a nuestra completa disposición y con ganas de ser inmortalizado por nuestras cámaras.
Tras limpiar nuestros pies en el río marrón, y ver como se cepillaban la dentadura en esas mismas aguas, nos marchamos.
La siguiente parada que realizaríamos fue a una zona que fue fuertemente sacudida por el tsunami del 2004, un capricho de la naturaleza convertido en canal que en los días de fuerte oleaje se convierte en una atracción de la zona, consiguiendo subir hasta 23 mts la fuerza impulsada por el mar, nosotros no tuvimos la suerte de ver tal fenómeno.
De allí Manoj nos ofreció hacer una parada en el buda mas alto de Sri Lanka, una estatua de 50mts, Adventur y Mosquetera se bajaron de la furgoneta mientras yo les esperaba fresquito dentro de ella, a los dos minutos Adventur se volvió, la razón es que le pedían 200 rupias para poder visitar el recinto, a lo que él se negó, pero Mosquetera se quedo a sacar una buena batería de fotos, había que documentar el momento....
Antes de llegar al hotel, ya nuestro estómagos están reclamando atenciones especiales, que no especiadas, madre del amor hermoso, ¿habéis tenido la sensación alguna vez que la lengua se va a despegar de tu cuerpo, mientras tu boca esta a punto de estallar? ¿ Pero cómo pueden alimentarse de esta manera?El picor de nuestra boca era tal, que nuestra lengua paso del rosa natural, al rojo fuego, al morado y finalmente al negro con palpitaciones.
En medio de la comida nos preguntamos, pues menos mal que le hemos pedido que no fuera picante, no me puede imaginar la comida que a medio dejar comimos de una forma picante.
Nos metimos en la furgoneta rumbo al hotel, ni el pobre aire acondicionado pudo calmar nuestros sudores, tanto del calor reinante como del almuerzo que habíamos comido.
Llegamos a Unawatuna, una zona en la que ya se nota como el occidental que ha visto negocio, ya esta habilitando su inversión a corto, medio o largo plazo, diferentes negocios de restauración a pie de playa, cuando digo a pie de playa es a pie de playa, tu mesa casi rozando el agua, diferentes cafeterías, incluida una boutique francesa que ya le habíamos echado el ojo para cualquiera de los días que estuviéramos en la zona y lo que no podía faltar era joyerías, con infinidad de ojitos deseando posarse en el cuello de un@ de nosotros.
Al final del camino de dos sentidos pero que realmente solo es para uno, o yo diría que medio, a veces me pregunto cual es la razón por la que no ocurren más accidentes en este país, que manera de conducir, pone a prueba el corazón del campeón olímpico de marathon, llegamos a nuestro hotel, Thaparon pavilion, un estupendo hotel de 5 estrellas que habíamos reservado para los últimos días de estancia, a la llegada nos recibió el director del hotel y con una copa de fruta de la pasión, y la factura por delante, nos acompaño a la habitación, una estupenda suite de dos dormitorios de dos plantas que puso a prueba el Google map de nuestro móviles.
Muy amablemente el director del hotel nos explico los horarios de desayuno y cena y los servicios que podíamos contratar con ellos, él estaba dispuesto a que nos dejáramos todo el dinero posible con allí, aunque nosotros teníamos otros planes.
Tras darnos a conocer a nuestra estupenda piscina al lado del mar, que incluso rompía la fuerza del mar justo enfrente de nosotros y dejar que los rayos del Sol se infiltraran en nuestros poros, nos dirigimos hacia la playa para reservar las sesiones de buceo que tenía pensado hacer Mosquetera en la zona.
Tras un par de visitas en los centros de buceo y una caída involuntaria en las joyerías de la zona, decidimos elegir el restaurante que nos diera alimento, precioso el momento de los restaurantes a pie de playa con sus velas humeantes moviéndose al capricho del viento y del oleaje del mar, nos decidimos por un restaurante regentado por un señor mayor, que anfitrioneaba a unas chicas españolas que estaban sentadas cerca de nosotros, tras elegir Adventur el pescado del día que íbamos a comer nos preparamos para una estupenda pitanza
Acompañado de una cerveza local, que fue la primera vez que probamos,llamada LION, con el paso de los minutos y rechupetearnos los dedos con la estupenda elección de Adventur, se nos acerco el maître y al decirles que éramos españoles y detallarle la zona en la que vivíamos, su sorpresa fue mayúscula, ya que él había vivido cerca de 36 años en la misma zona, por lo que intimamos socialmente y tras comentarnos que estaba deseando volver a vivir allí, que no aguantaría mas de un año en Sri Lanka y eso que era nacido alli, intercambiamos emails y la promesa de volver a cenar otra vez en su establecimiento, gran cena a 7100 rupias.
Llegada al hotel y al descanso.
Mañana seguimos.
